Los sistemas de seguimiento solar representan la máxima eficiencia en la captación de energía fotovoltaica. A diferencia de los paneles estáticos montados en el suelo o en tejados, estos sistemas avanzados emplean componentes electromecánicos para orientar dinámicamente los paneles solares, garantizando que mantengan un ángulo perpendicular óptimo con respecto a los rayos solares durante todo el día. Este ajuste continuo, impulsado por sofisticados algoritmos y datos de posicionamiento solar basados en GPS, mitiga la pérdida de coseno inherente a los sistemas de inclinación fija, lo que se traduce directamente en un aumento significativo de la producción de energía.
La ingeniería de estos sistemas se centra en lograr un equilibrio entre la máxima ganancia energética y la fiabilidad estructural. Construidas con acero galvanizado de alta resistencia o aleaciones de aluminio, las estructuras están diseñadas para soportar cargas ambientales considerables, como vientos fuertes y acumulación de nieve. Una característica fundamental es la estrategia de estiba, un protocolo de seguridad que posiciona automáticamente el conjunto en una orientación horizontal, a prueba de tormentas, al detectar condiciones climáticas peligrosas, protegiendo así el activo de daños. Los sistemas de accionamiento, ya sean centralizados o distribuidos, están diseñados para un movimiento suave y preciso, y una larga durabilidad con mínimos requisitos de mantenimiento.
En definitiva, la propuesta de valor de un seguidor solar se mide por su capacidad para mejorar el coste normalizado de la energía (LCOE). Al aumentar la producción energética anual entre un 25 % y un 35 % en comparación con las alternativas de inclinación fija, los seguidores generan eficazmente más electricidad por panel, maximizando así la rentabilidad de los proyectos solares comerciales y de servicios públicos a gran escala. Esto los convierte en una tecnología indispensable para los promotores que buscan optimizar el uso del suelo, mejorar la rentabilidad de los proyectos y acelerar la transición a una infraestructura de energía renovable.